Hace cosa de un año, viajando en tren, me tocó sentarme junto a cierta anciana. No pasó medio minuto antes de que me hablara.
–Señor –me dijo, y me preguntó sin angustia, como formulando una adivinanza:–, ¿veremos algún día el fin de la crueldad?
Medité seriamente sobre tan grave asunto, y al cabo de unos segundos apreté los labios y debí confesar:
–No sé.
Sin demora, la mujer me entregó una revista. La misma pregunta era el título de la nota de tapa: "¿Veremos algún día el fin de la crueldad?"
–Aquí va a encontrar algunas respuestas –aseguró.
–Gracias –le sonreí apenas.
No cruzamos más palabra. Fingí leer la revista, pero sin mostrar desprecio ni entusiasmo, para que la mujer no volviera a hablar. Se bajó en la estación siguiente, creo que sin saludar.
Después estuve pispeando el contenido. La nota de tapa aseguraba que pronto se viene el Reino de Dios, en que se acabará la crueldad (hija, como se sabe, del Diablo); pero que, endemientras esperamos que llegue, hay que aguantarse el mal y no devolvérselo a naides. Un pequeño suplemento que venía entre las hojas centrales explicaba que el alma muere con el cuerpo y que, por lo tanto, no debemos preocuparnos por nuestros muertos queridos, ya que se encuentran en un estado de inconciencia total que recién abandonarán el día en que, resurrectos, todos nos volveremos a encontrar. En la contratapa, dos ejemplos de vida: el de un hombre que, a pesar de cierta discapacidad física, se las ingenió para colaborar en la construcción de un "Salón del Reino", y el de una niña de seis años enferma de cáncer que con sus plegarias consiguió la oportunidad de visitar el centro de la actividad mundial de los testigos.
Lo que me resultó más llamativo de la revista fue la sección destinada a responder preguntas de los lectores, que se ocupaba exclusivamente de la siguiente cuestión: "¿Debe el cristiano evitar las bebidas y alimentos que contengan cafeína?". Y bien, para quien esté interesado en saberlo, lo diré sin rodeos: depende. De acuerdo con los estudios científicos hechos hasta hoy sobre los efectos de la cafeína, su ingestión, si y sólo si es moderada, puede tener efectos positivos para la salud; sin embargo, como diría un amigo estagirita, el justo término medio es relativo a cada persona y a cada circunstancia, y según agregaba el autor de la nota, también a los principios bíblicos que pudieran entrar en juego en cada caso particular.
No cuento más. Basta señalar que casi todo intento de fundamentación se apoyaba en citas bíblicas, por lo que alguien que no diese crédito a ellas difícilmente conseguiría, ni aun poniendo la mejor voluntad, evitar que la lectura resultase algo tediosa y nada convincente. En cambio, creo que va a ser más interesante comentar otra revista que me regalaron un año antes, y en la que, entre otras cosas, se intenta probar que "existe un creador" y que la evolución es un cuento chino. Pero justo a eso lo dejo para otra ocasión.
–Señor –me dijo, y me preguntó sin angustia, como formulando una adivinanza:–, ¿veremos algún día el fin de la crueldad?
Medité seriamente sobre tan grave asunto, y al cabo de unos segundos apreté los labios y debí confesar:
–No sé.
Sin demora, la mujer me entregó una revista. La misma pregunta era el título de la nota de tapa: "¿Veremos algún día el fin de la crueldad?"
–Aquí va a encontrar algunas respuestas –aseguró.
–Gracias –le sonreí apenas.
No cruzamos más palabra. Fingí leer la revista, pero sin mostrar desprecio ni entusiasmo, para que la mujer no volviera a hablar. Se bajó en la estación siguiente, creo que sin saludar.
Después estuve pispeando el contenido. La nota de tapa aseguraba que pronto se viene el Reino de Dios, en que se acabará la crueldad (hija, como se sabe, del Diablo); pero que, endemientras esperamos que llegue, hay que aguantarse el mal y no devolvérselo a naides. Un pequeño suplemento que venía entre las hojas centrales explicaba que el alma muere con el cuerpo y que, por lo tanto, no debemos preocuparnos por nuestros muertos queridos, ya que se encuentran en un estado de inconciencia total que recién abandonarán el día en que, resurrectos, todos nos volveremos a encontrar. En la contratapa, dos ejemplos de vida: el de un hombre que, a pesar de cierta discapacidad física, se las ingenió para colaborar en la construcción de un "Salón del Reino", y el de una niña de seis años enferma de cáncer que con sus plegarias consiguió la oportunidad de visitar el centro de la actividad mundial de los testigos.
Lo que me resultó más llamativo de la revista fue la sección destinada a responder preguntas de los lectores, que se ocupaba exclusivamente de la siguiente cuestión: "¿Debe el cristiano evitar las bebidas y alimentos que contengan cafeína?". Y bien, para quien esté interesado en saberlo, lo diré sin rodeos: depende. De acuerdo con los estudios científicos hechos hasta hoy sobre los efectos de la cafeína, su ingestión, si y sólo si es moderada, puede tener efectos positivos para la salud; sin embargo, como diría un amigo estagirita, el justo término medio es relativo a cada persona y a cada circunstancia, y según agregaba el autor de la nota, también a los principios bíblicos que pudieran entrar en juego en cada caso particular.
No cuento más. Basta señalar que casi todo intento de fundamentación se apoyaba en citas bíblicas, por lo que alguien que no diese crédito a ellas difícilmente conseguiría, ni aun poniendo la mejor voluntad, evitar que la lectura resultase algo tediosa y nada convincente. En cambio, creo que va a ser más interesante comentar otra revista que me regalaron un año antes, y en la que, entre otras cosas, se intenta probar que "existe un creador" y que la evolución es un cuento chino. Pero justo a eso lo dejo para otra ocasión.
5 comentarios:
Contrariando la evidente posibilidad de que este post suyo produzca un comentario inteligente o divertido por parte de sus lectores, yo solo quiero usar el espacio de los comentarios para señalar que por una vez, llego primera. Esto no tendrá ninguna importancia para usted pero para mí, por estos días, es un alegrón. Demos gracias al Señor.
La religión -y Dios- necesitan que los científicos alcancen el nivel 20 de tecnología para poder formular una verdadera moral de un modo verdaderamente verdadero y, por supuesto, plagada de términos teóricos para que continue siendo necesario el burócrata del bien, análogo al burócrata clásico, personaje que ostenta la exclusividad del comprensión del formulario.
Un abrazo, querido.
Hubiera estado gracioso que a la pregunta de si "¿veremos el fin de la maldad?" vos hubieras dicho "sí, la semana que viene a la misma batihora y por el mismo baticanal"
Marta: Alégrese más: por firmar primera se ha ganado un ejemplar de la revista comentada.
Juani: En particular, parece que estos muchachos buscarían siempre algún modo de "demostrar" que los saberes de la ciencia o bien ya estaban de algún modo anticipados por la Biblia, o bien son falsos.
Rambo: Sí, pero no quise granjearme la cólera de la anciana, por si acaso todavía me quedaba por delante soportar media hora más de viaje junto a ella.
y, hay quienes han visto al mismo mandinga en el fondo de la taza una vez terminado el cafe, yo creo que eso le sirve como experiencia a todos los cristianos.
salu3
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